domingo, 26 de agosto de 2012

15. Madrugar

 Ridículo como título para quien no sabe de mí y mi desmesurado amor por dormir, por evadirme entre sueños que no solía recordar (excepción reciente, debo aclarar).
  Extraño título para los demás ciudadanos. 
¿Pero no lo amerita dormir bien cuatro días seguidos por primera vez en treinta años?

  Mágicamente (¿el clonazepam cuenta como magia?) no sólo duermo, ¡descanso! y madrugo, sino que, además, me hace bien, no me malhumora. Me despierto hecha una persona maravillosa (jaja)

  ¿Es que a eso sabrá el paraíso?

 Luego el día vuelve a la normalidad, una zoncera que angustia por aquí, un recuerdo que traiciona por allá. Y el dúo dinámico que debería hacerme sentir bien se lava las manos...    Bah, la química farmacéutica hace lo que puede pero a veces cansa llorar tanto. Por nada. Por todo. Como el que está en carne viva...

 ¿Y hubo un antes? Sí: de disimular, maquinar, pensar y evadirme en sueños y libros. No era la mejor de las soluciones pero por lo menos me trajo hasta aquí. Bueno, fundí el motor en el camino y destrocé tres ruedas y el chasis... pero llegué, ¿no?
 ¿Que si mi vida fue objetivamente mala? No, le diría que hasta hay quién piensa que es exitosa.
 Pero si subjetivamente fue mala, ¿por qué aún estoy aquí? Por mis viejos, y porque quiero estar mejor. 
No por mí, si no por alguien. No sé quién  Pero no quiero que pase por lo que yo, sé que podré evitarlo, algún día. Y para eso yo tengo que poder valerme por mí misma, ¿no?


Puentes:


 
28. Esperanza
27. Invisible
23. Re-conoc-imiento

No hay comentarios:

Publicar un comentario